Ir al contenido principal

Ya he vuelto...

Si he vuelto, no se si lo has echado de menos. Yo he echado mucho de menos escribir. La semana que viene estaré de vuelta en plena forma. Y no es que durante este tiempo no haya tenido pensamientos positivos. Tengo muchos que compartir... sólo que no he tenido/sacado tiempo para escribir...
Eso me da que pensar. Recuerdo en las clases de filosofía de COU, en que nos planteaban problemas sobre los que reflexionar. Me obsesionaba, entonces, y supongo que ahora también, el hecho de que las cosas que no se dicen, que no se hablan, que no se oyen... ¿no existen?
¿Existe el sonido si nadie lo oye? Tal vez sí, pero ¿cobra existencia cuando lo oyes?
Es decir, ¿existen las cosas que no compartimos con los demás? ¿Puedo "guardarme" las cosas positivas?
No se disfruta igual. ¿Como es posible que se nos escapen los días sin sacar siquiera un ratito para hacer algo que me gusta?
Me hizo pensar, porque ayer me preguntaron ¿no escribes ya?

Comentarios

Entradas populares de este blog

Un cuento .... de actitud... con Luis Galindo

Hace unos días en una conferencia con Luis Galindo compartió el siguiente cuento que me encantó. Decía así, a la entrada de un pueblo estaba sentado un viejecito con un bastón. Apareció un caminante, que se detuvo ante el viejecito para preguntarle: "Buen hombre, ¿me puede decir como es la gente de este pueblo?". El viejecito, a su vez le preguntó: "¿Cómo era la gente con la que ha vivido en otros lugares?". Al caminante, se le cambió la cara y repuso: "Las personas con las que he vivido en otros lugares, eran personas complicadas y egoístas, que se pasaban el día comentando sobre la vida de los demás, personas inmaduras y quejicas."  Entonces, el viejecito le contesto: "Pues aquí son iguales." Entonces, el caminante prosiguió su camino.  Al rato, apareció otro caminante. Se dirigió también al viejecito y saludándole , le pregunto: "Buen hombre, ¿sabría decirme como es la gente de este pueblo?". El viejecito, de la misma manera! Le ...

Un viejo cuento indio

Hace unos días, leí en un boletín al que estoy suscrita de José Ballesteros un pequeño cuento que me encantó. Lo comparto Un viejo abuelo cherokee hablaba con su nieto acerca de una batalla que ocurre en el interior de las personas, previniéndole para que, estando alerta, no se dejara llevar por los malos instintos. El abuelo le decía: "Hijo mío, todo ser humano lleva en su interior dos lobos ávidos de ser alimentados y cuya batalla es siempre encarnizada para conseguir alimento. Uno es negro. Malvado. Está lleno de ira, intranquilidad, amargura, impaciencia, maldad, envidia, celos, sensiblería, inexplicable pesar, autocompasión, codicia, avaricia, arrogancia, culpa sin remordimiento, resentimiento, rencor, inferioridad disfrazada de superioridad, falsedades, mentiras, orgullo, negativismo. El otro es blanco. Bueno. Está lleno de amor, gozo, paz, fe, alegría, felicidad, verdad, justicia, esperanza, serenidad, gran paciencia, humildad, reconocimiento y enmienda de errores, sabid...

La responsabilidad de nuestra propia vida / decisiones

La primera vez que escuché que la responsabilidad de la vida de cada uno es de cada uno, me pareció una estupidez. Muchas de las cosas que han pasado en mi vida no las había generado yo. De alguna forma, me permitía exonerarme, no hacerme responsable de las decisiones que había tomado en la vida. Para todas había algún tipo de excusa... Sin embargo, según fue pasando el tiempo, entendí lo que quería decir. El hecho de que yo fuera responsable de las decisiones de mi vida me daba la posibilidad de "decidir" lo que quería hacer con ella y la capacidad de cambiar lo que quisiera en ella. Pasaba de víctima de mi vida y mis circunstancias a dirigirla. Claro, eso requiere voluntad de hacer algo con esa capacidad de hacer cosas. A veces es más fácil "elegir" ser víctima y no responsables de las decisiones que tomamos. Saber que podemos cambiar nuestra vida no nos deja quejarnos. ¿Y tú que quieres? ¿la responsabilidad sobre tu vida o ser víctima de ella?