En estos tiempos, he estado pensando mucho en los niveles de conciencia que tenemos, en los recursos que necesitamos para gestionar esta crisis. Hace unos días publiqué un post reflexionando sobre el liderazgo antes, durante y después del COVID19. Una parte muy importante en todo ello tiene que ver con el nivel de conciencia antes, durante y después de esta pandemia. En función de ese nivel de conciencia, se definirá el liderazgo. Probablemente, en la reflexión sobre el liderazgo antes, durante y después del COVID19 habría que introducir una variable adicional: el nivel de conciencia: individual, social, familiar, de organizaciones, e incluso de los países. Algun@s se aferraban a negar lo que ocurría, otros aceptaban y se ponían en marcha, a todos los niveles. ¿En que ha contribuido el nivel de conciencia a la gestión la crisis? En esta reflexión de los niveles de conciencia, me ayudó y me gusta mucho el modelo de la espiral dinámica que conocí en una formación de Coaching. Es
Busquemos y compartamos las experiencias positivas que nos recarguen de energía, que reconstruyan nuestras ilusiones, nuestros sueños... Aceptando el mundo y desde ahí construyendo un lugar mejor.