Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de febrero, 2011

No hay que preocuparse hay que ocuparse...

La primera vez que escuché esta frase me pareció una estupidez. Típica afirmación para "arreglarte la vida". En realidad, pensé, yo no elegía preocuparme... me preocupaba porque pasaba algo... Me hizo gracia la explicación de pre-ocuparse. En realidad, es como anticipar la ocupación... pensando en cosas en general negativas. Leí no hace mucho una frase que me gustó mucho: La mente se orienta a lo que escucha, por eso comunica en positivo... Si la mente se orienta a lo que escucha o a lo que la "ocupa" y la preocupación, en realidad, no es más que anticipación de cosas malas que pueden pasar va a resultar que es cierto que no tiene sentido preocuparse. Aunque al principio me pareciera una tontería he hecho consciente el hecho de que efectivamente cuando estoy "ocupada" no tengo tiempo de "preocuparme" me centro en buscar soluciones y no en anticipar problemas... De manera que me he propuesto dar más importancia a la ocupación que a la preocupació

Negociar o imponer...

A lo largo de los años, me he dado cuenta de que cuando nos sentamos a hablar/negociar/discutir con alguien, la mayoría de las veces no estamos escuchando. Bueno está bien, me he dado cuenta de que muchas veces a lo largo de mi vida no escuchaba no que preocupaba a la persona de enfrente (usar nosotros diluye la responsabilidad ;)). No me tomaba el tiempo de entender que una cosa es lo que la persona verbaliza y otra, muy distinta, lo que piensa de verdad. ¿Y porque no verbaliza lo que piensa? No vamos a enumerar todas las razones que puede haber porque no tendría fin. Lo que me ha ayudado mucho a lo largo de los años, no es pensar lo que hace que el otro no verbalice lo que piensa, sino analizar porque yo, muchas veces, tampoco digo lo que pienso. Es importante entender las motivaciones de las personas, y normalmente las más importantes son las que no se manifiestan. Me gusta pensar en la imagen de un iceberg, por debajo del agua tiene un gran peso que no se ve, no parece tan contunde

EL ÉXITO COMIENZA CON LA VOLUNTAD

Si piensas que estás vencido, lo estarás. Si piensas que no te atreves, no lo harás. Si piensas que te gustaría ganar, pero no puedes, no lo lograrás. Si piensas que perderás, ya has perdido, porque en el mundo encontrarás, que el éxito comienza con la voluntad del hombre. Todo está en el estado mental. Porque muchas carreras se han perdido antes de haberse corrido, y muchos cobardes han fracasado, antes de haber su trabajo empezado. Piensa en grande y tus hechos crecerán. Piensa en pequeño y quedarás atrás. Piensa que puedes y podrás. Todo está en el estado mental. Si piensas que estás aventajado, lo estás. Tienes que pensar bien para elevarte. Tienes que estar seguro de ti mismo, antes de intentar ganar un premio. La batalla de la vida no siempre gana el hombre más fuerte, o el más ligero, porque tarde o temprano, el hombre que gana, es aquel que cree poder hacerlo.

Los éxitos compartidos...

El otro día recibí un comentario al texto ¿Has marcado un tanto? Gracias por el matiz. En efecto, los éxitos compartidos son más éxito, de eso no cabe duda, se disfruta mucho más. Me expliqué mal, sin duda. La idea no era esa. La idea es que en la medida en que mi valoración de mi éxito dependa de factores externos a mí, no lo alcanzaré ¿nunca? Si mi éxito no depende de lo que las cosas signifiquen para mí, de lo que yo me proponga...tengo un problema. ¿Que pasa si a las personas que tengo cerca de mí mi vida no les parece un éxito? ¿no les parece adecuada? ¿Significa eso que las decisiones que tome en mi vida tendrán que gustar en mi entorno? Durante una etapa de mi vida, había personas importantes que condicionaban de alguna forma mis decisiones. Esperaba una especia de "validación" de las decisiones que iba tomando. Si no la había "reconducía" mis decisiones. Esto tenía dos efectos en mi vida. No hacía lo que realmente quería y no obtenía tampoco la validación qu

¿Has marcado un tanto?

Este fin de semana tuvimos partido y ganamos. Metimos más goles que el equipo contrario. Parece una obviedad ¿no? Y por supuesto lo celebramos. Con independencia de que yo no meta goles porque soy portero, ni las defensas... en el cómputo global es un éxito compartido, en el que todas hemos participado. Sin embargo, me paré a pensar en las victorias de mi día a día. En los logros que voy consiguiendo y en los que se quedan por el camino. En la forma en que se pueden evaluar. Cuando alguien gana un partido, no hay duda de quien ha ganado, no hay duda de a quien hay que darle la enhorabuena. No obstante, en mi vida cuando me echan de un trabajo en el que no me valoran ¿me dan la enhorabuena? Cuando opto por dejar el trabajo para dedicarme a otra cosa, para empezar de cero, para desconectar o descansar ¿hay que darme la enhorabuena? Me sorprende que cuando las cosas se vuelven complejas, me cuesta más reconocer los logros, me cuesta más felicitarme. Parece que necesitamos convenciones: si

¿Con que ojos miro...?

El otro día escuché una historia que me gustó mucho. Decía así. Como hemos cambiado los ojos con los que miramos las cosas. Un niño cuando entra en un desván, contaban, mira todo con curiosidad todas las cosas que ve, deja correr la imaginación y ve castillos, aventuras, historias. Cuando crecemos y entramos en un desván, nuestra mirada es diferente, vemos trastos, polvo, suciedad. ¿Que ha cambiado? Me sentí identificada con la historia en algunas cosas. Parece que al hacerme mayor muchas cosas parecen más difíciles, lo que antes parecía posible ¿ahora me parece imposible? ¿Ya no emprendo con la misma alegría? Al escuchar la historia me sonreí, recordando todas las veces que de niños habíamos jugado en desvanes sin importantes el polvo, la suciedad, lo que hubiera porque todo servía. Y ahora, que tengo un desván en casa lo nerviosa que me pone verlo sucio, lo inútiles que me parecen las cosas que hay. Ojalá sea capaz de recuperar la mirada del niño en el desván en todos los "desva