El otro día escuché una historia que me gustó mucho.
Decía así. Como hemos cambiado los ojos con los que miramos las cosas. Un niño cuando entra en un desván, contaban, mira todo con curiosidad todas las cosas que ve, deja correr la imaginación y ve castillos, aventuras, historias.
Cuando crecemos y entramos en un desván, nuestra mirada es diferente, vemos trastos, polvo, suciedad.
¿Que ha cambiado? Me sentí identificada con la historia en algunas cosas. Parece que al hacerme mayor muchas cosas parecen más difíciles, lo que antes parecía posible ¿ahora me parece imposible? ¿Ya no emprendo con la misma alegría?
Al escuchar la historia me sonreí, recordando todas las veces que de niños habíamos jugado en desvanes sin importantes el polvo, la suciedad, lo que hubiera porque todo servía. Y ahora, que tengo un desván en casa lo nerviosa que me pone verlo sucio, lo inútiles que me parecen las cosas que hay. Ojalá sea capaz de recuperar la mirada del niño en el desván en todos los "desvanes" de mi vida... es una buena forma de empezar...
Comentarios
Publicar un comentario