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Mostrando entradas de febrero, 2012

Un viejo cuento indio

Hace unos días, leí en un boletín al que estoy suscrita de José Ballesteros un pequeño cuento que me encantó. Lo comparto Un viejo abuelo cherokee hablaba con su nieto acerca de una batalla que ocurre en el interior de las personas, previniéndole para que, estando alerta, no se dejara llevar por los malos instintos. El abuelo le decía: "Hijo mío, todo ser humano lleva en su interior dos lobos ávidos de ser alimentados y cuya batalla es siempre encarnizada para conseguir alimento. Uno es negro. Malvado. Está lleno de ira, intranquilidad, amargura, impaciencia, maldad, envidia, celos, sensiblería, inexplicable pesar, autocompasión, codicia, avaricia, arrogancia, culpa sin remordimiento, resentimiento, rencor, inferioridad disfrazada de superioridad, falsedades, mentiras, orgullo, negativismo. El otro es blanco. Bueno. Está lleno de amor, gozo, paz, fe, alegría, felicidad, verdad, justicia, esperanza, serenidad, gran paciencia, humildad, reconocimiento y enmienda de errores, sabid

No hay que poner todos los huevos en el mismo tiesto

Esta mañana, tomé un café con una persona que conocí hace un par de años. Hablábamos de lo complicadas que eran las relaciones entre personas por la diferencia de "motores" que hay detrás de los comportamientos de cada uno de nosotros, por la escala de valores, de prioridades... Ayer cenando salió un tema parecido... Y con ello, el tema de la gestión de las expectativas... Me gustó la reflexión que me hizo. Tal vez, porque estoy convencida de que tiene mucha razón.  La vida de cada uno es un todo, donde conviven muchas cosas: amigos (los que los tienen y los cuidan), pareja y/o familia (los que la tienen y además la cuidan), trabajo, aficiones... De la suma de todo ello, calibrando cada uno lo que me importa y eligiendo lo que tiene que prevalecer...si, de todo esto, sale mi felicidad.  Como una ecuación:  Amigos (ponderado por cada uno) + familia/pareja (ponderado por cada uno) + aficiones (lectura, deporte, cada uno lo que tenga) + trabajo = mi grado de felicidad 

No hay como volver a un sitio que no ha cambiado para darse cuenta de lo que ha cambiado uno. Nelson Mandela

Me llamó la atención la lectura de esta frase. ¡Que gran verdad! No deja de sorprenderme de qué manera muchas personas que me "conocen" de siempre no quieren aceptar, procesar, los cambios que se han producido en mi vida. De alguna manera tratan de anclarme, con ellos en el pasado.  No es tan raro. Al fin y al cabo, he aprendido formas de "resolver", afrontar temas y algunas veces hasta me han funcionado. Resulta "fácil" pensar cuando me funciona que lo he hecho bien y si no me funciona que es culpa de otros. Así puedo justificar repetir las cosas una y otra vez, incluso cuando quiero conseguir cosas distintas.  No hay que irse, ni volver para darse cuenta de lo que ha cambiado uno... basta con "aferrarse" a los "amigos" de siempre... En nuestra vida, hay que asumir que hay personas, muy importantes en un momento de nuestra vida que después desaparecen... a veces sin dejar rastro, sólo los recuerdos de que estuvieron, como un eco.