Estos días estamos viendo una
catarsis en el mundo a nivel de la persona, de los equipos, de las organizaciones,
de los países y así podríamos seguir enumerando. Hace un par de meses cuando ya
hablábamos de que volvía una crisis económica, hablando con Bibi Schreuder me
hizo una reflexión: la crisis del 2008 no fue suficiente para romper las estructuras
que no nos dejan cambiar. Y mientras esperábamos una nueva crisis del siglo XX,
ha llegado una crisis del siglo XXI, la primera de muchas. Es verdad que esta
ha llegado en modo de pandemia, y eso es mucho más contundente, más radical.
Por una parte, es mucho más dura por el dolor que trae ver sufrir y morir a
nuestros seres queridos, a la generación que ha permitido que hoy seamos
quienes somos. En este contexto, si que me gustaría invitar a una reflexión de
como de conscientes éramos de ello y de cuanto de agradecidos hemos sido …
antes de que el COVID19 nos devolviera a la realidad. ¿Los que tenemos padres
y/o madres nos damos cuenta de que están “gracias” al COVID? Por otra parte,
esta situación es la primera crisis disruptiva mundial. Llevamos desde el año
2000 con la palabra disrupción, el mundo VUCA, … todo en un plano bastante
intelectual. Decía un sabio que no era lo mismo saber que el vino emborracha
que emborracharse con vino. Cierto antes del COVID19, sabíamos que el vino
emborracha. Hablábamos de las crisis VUCA, de resiliencia, de disrupción…creo
que sin alcanzar a “aprehender” lo que podría implicar. Y hoy el COVID19, nos
ha dejado fuera de juego a todos: gobiernos, organizaciones, individuos.
Estamos gestionando una crisis
sin precedente que exige humildad para aceptar que estamos superados, escucha
profunda a todo lo que está pasando, compromiso de todos a todos los niveles
(empresas, partidos políticos, individuos, etc.), colaboración… Ha llegado, de verdad, el cambio de era del que hace años que estamos hablando y ha llegado para quedarse. La manera en la que nos comportemos durante esta crisis
marcará lo que seré de “mayor”. Por eso es tan importante escuchar y actuar
desde la consciencia. Esta crisis está poniendo encima de la mesa grandes
polaridades. Por ejemplo, en lo que respecta a la solidaridad y al agradecimiento
a los sanitarios aplaudiéndoles y al mismo tiempo, los vecinos de los
sanitarios “rociando” todo de lejía o rechazándolas porque no quieren la “enfermedad”
cerca, haciéndolo de forma cruel e irracional. En todos y cada uno de nosotros se
encuentran, las dos polaridades y en función de la que “deje que me domine”
será mi liderazgo de mañana.
Si predomina en mí, el agradecimiento ¿que hago más allá de “aplaudir de lejos”? ¿de qué manera me comprometo con lo que está pasando? ¿acepto que me da miedo la enfermedad y hago algo para vencer eso y cuidar a los sanitarios de otra manera?
Si predomina en mí, el agradecimiento ¿que hago más allá de “aplaudir de lejos”? ¿de qué manera me comprometo con lo que está pasando? ¿acepto que me da miedo la enfermedad y hago algo para vencer eso y cuidar a los sanitarios de otra manera?
Hablando con una amiga sanitaria
con 4 hijos, me decía que ella decidió ser médico para defender la vida y ha
elegido hacer lo que sea necesario para minimizar el impacto de esta
enfermedad. Es otra decisión. Eso forjará quien será después. Ella ha elegido. Después
del COVID19, después de que pase este tsunami, después de que baje este ritmo
frenético ¿quien seré? El mundo habrá cambiado para siempre. Y toda crisis,
es una escuela de aprendizaje, si quiero aprender, claro. Los nuevos recursos
que vamos a necesitar estaban y están delante de nuestros ojos. Sabremos hacer uso de ellos, verlos? Colaboración, comunidad, cuidado… y es necesario aterrizarlos en el día a día. ¿Te
atreves a aprender y a probar cosas nuevas?
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