Ir al contenido principal

No hay bien que por mal no venga... (una crisis)

Tal vez porque he pasado algunas "crisis" me he dado cuenta de que eso también se entrena. 
Suena raro, si, lo sé, sin embargo, me he dado cuenta de que de todas las cosas "malas" que he vivido, de todas las crisis al final he sacado frutos, aprendizajes. Al final, aunque parezca mentira, todo se entrena. Las distintas situaciones con las que nos encontramos en la vida nos dan perspectiva. 
Con 18 años se mató uno de mis hermanos, así de la noche a la mañana, un accidente. Yo tenía 21. En el momento, fue horrible. 
Recuerdo, entre nubes muchos momentos, uno de ellos cuando mi abuelo, que no sabía que decir le dijo a mi madre: "No hay bien que por mal no venga". Mi madre se le quedó mirando, como sin entender lo que estaba oyendo. 
Una frase desafortunada, sin duda, el momento no era el mejor. Tampoco sé muy bien si fue una torpeza o de verdad tenía la trascendencia que luego le he dado yo... Se que se me quedó grabada. 
Han pasado ya muchos años. Y muchas veces, he pensado los "frutos" que trajo /saqué de ese accidente a/para  mi vida. No puedo alegrarme de lo que pasó, ni mucho menosque me alegre, por supuesto que no, simplemente, con el paso del tiempo y mirando lo que viví, pienso lo que aprendí de ello. 
Aprendí a decir las cosas que sentía en voz alta, para no arrepentirme un día de no haberlas dicho antes.  Aprendí a decir las cosas buenas, a dar abrazos. Aprendí a disfrutar cada momento de las personas que estaban cerca, incluso de las personas que aparecían un "ratito" en mi vida, a disfrutar de las pequeñas cosas . Aprendí a compartir el dolor con otras personas. Aprendí a conocerme. Empecé a aprender a llorar. Fue un buen regalo de despedida. ¿Y tú eres capaz de aprender de las crisis que te "regala" la vida? No dejes escapar esas oportunidades de crecer porque al final, aunque la situación objetivamente no cambia, las consecuencias, los aprendizajes si.

Comentarios

Entradas populares de este blog

No hay que preocuparse hay que ocuparse...

La primera vez que escuché esta frase me pareció una estupidez. Típica afirmación para "arreglarte la vida". En realidad, pensé, yo no elegía preocuparme... me preocupaba porque pasaba algo... Me hizo gracia la explicación de pre-ocuparse. En realidad, es como anticipar la ocupación... pensando en cosas en general negativas. Leí no hace mucho una frase que me gustó mucho: La mente se orienta a lo que escucha, por eso comunica en positivo... Si la mente se orienta a lo que escucha o a lo que la "ocupa" y la preocupación, en realidad, no es más que anticipación de cosas malas que pueden pasar va a resultar que es cierto que no tiene sentido preocuparse. Aunque al principio me pareciera una tontería he hecho consciente el hecho de que efectivamente cuando estoy "ocupada" no tengo tiempo de "preocuparme" me centro en buscar soluciones y no en anticipar problemas... De manera que me he propuesto dar más importancia a la ocupación que a la preocupació

El único amor eterno es el no correspondido...

Todavía resuenan en mi cabeza estas palabras que escuché ayer por la noche, tomando algo con unos amigos... Me pregunto si eso es así. Si no somos capaces de disfrutar lo que tenemos y nos pasamos nuestra vida anhelando lo que no llega. Al final, esto no lo leí sólo con el amor en si mismo, sino en general con nuestros sueños, con las cosas que nos hacen felices. ¿Vivimos desintegrados pensando continuamente que nos haría feliz una cosa distinta de la que tenemos? De alguna forma, cuando elijo una cosa aparto otra de mi vida. Si estoy con alguien no estoy solo, si trabajo en una empresa no trabajo en otra, si quiero desarrollarme en el trabajo sacrifico tiempo de hacer otras cosas, si tengo familia veo menos a mis amigos... es ley de vida... porque el tiempo es limitado. Aunque nos gustaría que el día tuviera 40 horas para dedicar todas las horas que necesito al trabajo, a las cosas que me gustan, a mi familia o mis amigos... no es así. Es necesario elegir... Tener un sueño está muy bi

Un cuento .... de actitud... con Luis Galindo

Hace unos días en una conferencia con Luis Galindo compartió el siguiente cuento que me encantó. Decía así, a la entrada de un pueblo estaba sentado un viejecito con un bastón. Apareció un caminante, que se detuvo ante el viejecito para preguntarle: "Buen hombre, ¿me puede decir como es la gente de este pueblo?". El viejecito, a su vez le preguntó: "¿Cómo era la gente con la que ha vivido en otros lugares?". Al caminante, se le cambió la cara y repuso: "Las personas con las que he vivido en otros lugares, eran personas complicadas y egoístas, que se pasaban el día comentando sobre la vida de los demás, personas inmaduras y quejicas."  Entonces, el viejecito le contesto: "Pues aquí son iguales." Entonces, el caminante prosiguió su camino.  Al rato, apareció otro caminante. Se dirigió también al viejecito y saludándole , le pregunto: "Buen hombre, ¿sabría decirme como es la gente de este pueblo?". El viejecito, de la misma manera! Le