El otro día me llamó la atención un artículo del periódico. Toda la vida, me han dicho que hay que prepararse "académicamente" para el trabajo. Estudiar, aprender idiomas, másteres, cursos, formación continua... Cuando me he atascado con algo he buscado a alquien "especialista" de eso que me ayudara a desatascarme...
Y ahora, dicen que el mercado laboral está cambiando. Lo importante ya no es hablar idiomas sino saber tratarse con todo tipo de gente, tener habilidades sociales (¿capacidad de networking?), capacidad de adaptación, de aceptar los cambios, de anticiparse, de tomar decisiones, etc. ¿Y eso donde se aprende?
Las generaciones anteriores no "sentían" llorar es de flojos, o de débiles o de ... no sé. Se reían con cuidado.
Hoy todo eso está cambiando y ¿quien nos lo va a enseñar? ¿A quien voy a ver para que me ayude a enfocar las cosas, a entenderme y a entender a los demás?
Tal vez no es que lo académico ya no sea importante, sólo, que se presupone. Y sobre esa brillante base de conocimiento hay que construir personas. Ahora, la atención se pone en lo que una persona es. Ahora ya no soy un catálogo de títulos sino un catálogo de habilidades. De alguna forma, se me reconoce más mi unicidad. Soy la única que tiene una serie de cosas. Y parece que hoy, lo importante es construir eso.
Estoy viviendo un periodo de cambio, me educaron como un catálogo de títulos y ahora soy un catálogo de habilidades con títulos. Toca adaptarse.
Por eso, tienen ahora tanta fuerza los mentores, los coach, los psicólogos...ayudan, desde fuera, a mirar las decisiones que uno toma y de que manera impactan sobre el entorno de cada uno.
Me gusta vivir un mundo en el que la persona es importante. Está empezando y a nuestra generación y a las que vienen, nos toca construirlo, construir personas con conocimientos y no la inversa.
Comentarios
Publicar un comentario