Me da mucha rabia la actitud que tengo muchas veces con las cosas nuevas, me da rabia haber perdido la mirada de niño que no juzga, sólo ve y aprende. Me gusta salir de viaje y cuando voy de viaje me gusta entender, vivir el país que visito, su cultura, empaparme de sus creencias, de su contexto... que, aunque en términos generales no es muy diferente sí lo es en los detalles.
Cambian los símbolos, la manera de saludar, las creencias, la religión, los hábitos... todo es diferente... y sin embargo, parece que cada cosa que veo la tengo que catalogar dentro de una de las categorías que he construido en mi cabeza. Las montañas que veo, que son únicas, en realidad son como las de Asturias, los campos verdes, como el norte de España, las playas vírgenes como las de Canarias... y así un largo etc. ¿No soy capaz de abrir categorías nuevas? ¿o más bien no puedo evitar catalogar y disfrutar de las cosas nuevas que veo?
Cuando todo era nuevo, miraba todo con curiosidad y lo describía sin referencias, no lo encerraba en lo que yo ya sabía, privándolo de identidad propia. Los paisajes, las personas, las culturas, son únicas. Me cuesta aceptar que las cosas no se definen desde mi punto de referencia sino que existen por si mismas y que mis referencias puedne ayudarme a entenderlas o pervertirlas, deformarlas porque al catalogarlas dentro de lo que sé lo que no cuadra "lo borro".
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