Estoy segura de que a tí también te ha pasado. Un día de pronto, una persona con la que aparentemente me llevaba bien, empieza a decirme "borderías". Antes cuando hablaba de "culpa", pensaba que menuda idiota, que porqué me trataba así, etc. Ahora me pregunto ¿Que habré hecho yo para que haya cambiado mi relación con esa persona?
Lo fácil es pensar que yo sigo siendo igual y que ella ha cambiado. Si la otra persona piensa lo mismo, el acercamiento se hace imposible. La otra opción es preguntarle/me ¿que he hecho para que esto cambie? ¿Como es posible corregirlo?
Por supuesto, eso supone una dosis de humildad y de saber escuchar y reconocer que las cosas que yo he hecho con una intención la otra persona puede haberlas recibido distinto (los problemas de comunicación) y viceversa que las cosas que la otra persona ha hecho igual.
Por ejemplo, tu color favorito es el azul y yo me empeño en que te favorece el rojo. De manera que una y otra vez, te regalo, te facilito cosas rojas (incluso sacrificándome yo, incluso quedándome el azul, que a mi no me gusta). Mi intención es darte lo mejor, lo que para mí es lo mejor que te puedo dar... y sin embargo, la lectura desde el otro lado, probablemente, sea "No me escucha, le he dicho mil veces que no me gusta el rojo y me sigue dando, buscando, etc, cosas rojas. Además es una egoista y sabiendo que me gusta el azul se lo queda ella, para molestar ¡claro!". Y así se construyen los grandes malentendidos, los grandes desencuentros.
Hay un chiste en relación con esto que me encanta:
"Se quedó un hombre tirado con un coche en mitad del campo. No tenía gato para cambiar la rueda pero, "afortunadamente" vio a los lejos una luz parecía que de una casa. Mientras se iba acercando a la casa, iba pensando: "Es muy tarde, si llamo a la casa seguro que les sienta fatal. O tal vez no, porque al fin y al cabo es una emergencia y sólo necesito un gato para cambiar la rueda. Seguro que sí porque la gente es muy egoista y no es capaz de ayudar a los demás, y claro...". Y así, llegó a la puerta de la casa. Llamó. Se oyó un ruido de alguien que se acercaba a abrir y cuando la persona abrió le increpó, antes de que dijera nada, imaginando una respuesta negativa: "Pues sabes lo que te digo que te metas el gato por..."
Me hace gracia sorprenderme a mi misma, después de un autocalentamiento de cabeza, con respuestas parecidas... y aunque no siempre soy capaz de hacerlo... trato de acordarme...
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