Estando en una librería en Hanoi, me encontré con un argentino que me contó una historia que me llamó mucho la atención.
Contaba que unos días antes había coincidido con una persona que había perdido las piernas en la guerra de Vietnam luchando contra los americanos. Estaba en un silla de ruedas y llevaba puesto un sombrero de la armada americana.
El argentido, conocedor de los uniformes, reconoció el sombrero y sorprendido se acercó a esta persona a perguntarle si él era un veterano de guerra vietnamita y si lo que llevaba era un sombrero de un soldado americano.
Le respondió: "Si llevo el sombrero de la persona que me atacó y por la que perdí las piernas. Yo, soy un héroe que luché para defender mi país y él un héroe en el suyo, porque defendió al suyo. Le he conocido personalmente y le admiro. Ambos somos héroes de la misma guerra".
Me impresionó mucho la capacidad de perdón... que creo que no es sólo de una persona, sino del pueblo vietnamita como pueblo. Me llamó la atención como muchas veces espero oportunidades para resarcirme de cosas que me pasan y, algunas veces, de como me olvido de que cada uno hace lo que puede en cada momento, muchas veces no es falta de voluntad sino de valentía, de convicción, miedo a no ser aceptado, etc.
Un gran aprendizaje que espero tardar tiempo en olvidar. En realidad, hay que dejar la puerta abierta a los demás, igual que pido para mí el derecho a tener un mal día, a equivocarme, a caerme, etc.
¡Cuanto por aprender!
Comentarios
Publicar un comentario