El otro día, leyendo cai sobre una historia que me llamó la atención, tal vez por la cantidad de veces que he escuchado o he pensado que no puedo cambiar nada...
Estaba una mujer en la orilla del mar. La marea al bajar había dejado muchas estrellas de mar que no sobrevivirían a la siguiente marea. Ella las iba recogiendo y lanzando al mar.
Pasó una persona por allí y se paró a mirarla. Después de un rato, le preguntó "¿Sirve para algo? Al fin y al cabo quedan muchas y no vas a poder lanzar todas." La mujer se le quedó mirando y le contestó cogiendo una estrella: "Para esta ya ha servido para algo."
Cierto, en realidad muchas veces quiero cambiar el mundo sin pararme a pensar en las miles de pequeñas cosas que cada día puedo hacer que cambian la vida de muchas personas y la mía propia. Todos los pequeños gestos que ayudan a alguien y de los que yo no soy consciente (para bien y para mal). Las pequeñas cosas importan y, al final, sirven mucho más de lo que nos creemos. Las pequeñas metas son las que nos llevan a los grandes logros, no hay más que ver como ayudan las "metas volantes" a llegar al final de la carrera...
De manera que a ver si encuentro mis pequeñas metas volantes y mis pequeños "empujones" para impulsar a los que me rodean y detecto lo que los otros hacen para impulsarme a mí.
¡A por el 2013!
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