El miércoles pasado estuve en una presentación de un libro. El conferenciante dijo una frase que me encantó. Decía Einstein que todos somos genios, pero que si juzgas a un pez por su habilidad a los árboles, se pasará toda la vida pensando que es un estúpido.
Me hizo gracia. Lo primero que me vino a la cabeza, como no podía ser de otra forma, es todas las veces en las que los demás me han juzgado siendo pez, por mi habilidad de subir a los árboles. Pero, tampoco, tuve que pensar mucho para identificar los casos en los que yo había juzgado a otros "peces" por su habilidad de subir a los árboles. En efecto, me cuesta, a veces, darme cuenta de que la riqueza de las personas que me rodean, lo que me aporta, es precisamente que sean diferentes.
Muchas veces, busco cosas en la persona que tengo cerca cosas/características que no tiene y claro "me decepciona". O mejor dicho, me genero una expectativa sobre alguien irreal que "me decepciona", la persona se limita a ser ella misma. Hasta aquí no parece que haya mucho problema. Yo me "monto ideas" y yo me decepciono. El problema es cuando esa decepción, se la traslado a la otra persona, y le hago sentir que no está alcanzando lo que (yo quiero/creo) que tiene que cumplir. Entonces ya, se complica porque le genero frustración al "pez" porque algo que no es y nunca va a ser.
De manera que me toca aprender a evaluar al pez por su capacidad de nadar, al mono por su capacidad de subir a los árboles, y... sobre todo a reconocer, respetar y conocer al mono, al pez...
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